Culturalmente, los huevos de las
aves constituyen un alimento habitual en la alimentación de los humanos.
Se
presentan protegidos por una cáscara y son ricos en proteínas (principalmente
albúmina, que es la clara o parte blanca del huevo) y lípidos. Son un
alimento de fácil digestión, componente principal de múltiples platos dulces y
salados, y son una parte imprescindible en muchos otros debido a sus
propiedades aglutinantes.